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Gabriel García Márquez

“Fue así y allí donde nació el primero de siete varones y cuatro mujeres, el domingo 6 de marzo de 1927, a las nueve de la mañana y con un aguacero torrencial fuera de estación, mientras el cielo de Tauro se alzaba en el horizonte. Estaba a punto de ser estrangulado por el cordón umbilical, pues la partera de la familia, Santos Villero, perdió el dominio de su arte en el peor momento. Pero más aún lo perdió la tía Francisca, que corrió hasta la puerta de la calle dando alaridos de incendio:
 
¡Varón! ¡Varón! —Y enseguida, como tocando a rebato—: ¡Ron, que se ahoga!”
 
Así registro Gabriel García Márquez el momento de su nacimiento en sus memorias. Habría que agradecerle a la partera Santos Villero, a la tía Francisca Simodosea, a esa botella de ron compuesto tan común en los hogares populares del Caribe y a la misma Providencia, que aquel niño con ojos de espanto se salvara para regalarle al mundo el aliento encoñador de sus letras.
 
Por la Universidad de Cartagena pasó alguna vez sólo para descubrir que definitivamente su gracia de fabulador compulsivo merecía otro destino. Sin embargo, como cierre de un ciclo que tuvo a la ciudad de Cartagena de Indias como un escenario fundamental en el cultivo de su vocación de escritor, hoy sus cenizas reposan en el Claustro de la Merced de la @unicartagena
 
Hoy, día de su natalicio, el Observatorio del Patrimonio Cultural y el Espacio Cultural Claustro de la Merced, celebran la memoria eterna de su legado.
 
Colección Gabriel García Márquez, Harry Ransom Center
 
 
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